Año 1925, José Hernández Bonaviña elaboraba pan y bollería en el pequeño horno de Siete Aguas que regentaba su padre. Cada mañana amasaban, fermentaban y horneaban artesanalmente como se hacía de generación a generación. De ahí que en 1990, fuera reconocido por el Gremio de Panaderos de Valencia por su dedicación y sacrificio de toda su vida panadera.
Su hija Pilar, continuó y aprendió a hacer de esos productos algo selecto y obtuvo el certificado de Artesanía de la Generalitat Valenciana. Y en la cuarta generación sigue la misma pasión y entusiasmo, esforzandonos diariamente para mejorar en cada detalle, para elaborar esas mismas recetas que han perdurado años, y que demuestran que solo hay una forma de hacer auténtica bollería artesanal. |